martes, 31 de agosto de 2010

"Esta historia continuara, de una vez que nació hasta la eterna agonía de lo existente. La melodía de la vida y la muerte la alimentarán.
Pero todos algún día, sus acciones, lamentarán. "
Declaraciones de la Luna, tomo 2, página 2355.

Era lo que decía el texto que Gaia había encontrado en Èll. Estaba sumamente preocupada. Los libros que había encontrado, lo que había leído, lo que sabía, todo parecía encajar de una forma y había llegado a una conclusión:
La Luna en realidad se llamaba Erven y era un hombre que se vio en problemas en algún momento y con la energía suficiente creó un nuevo universo en lugar del suyo que estaba desapareciendo. Este universo era una réplica del suyo, con lo que todo lo que él quería se habría salvado, pero él estaría obligado a vivir en forma de un éter u orbe. En este caso, la Luna era Erven.

Hasta ahora parecía que todo estaba claro, pero:

La misma fuerza que estaba destruyendo el universo de Erven había reaparecido en este, pero sin los recuerdos del otro universo. Y esta fuerza sería potente y se podría liberar en cualquier momento. Pero todo esto pasaba solo en el plano terrenal. En el plano espiritual estaba Aaha, la gran Diosa madre, que e un esfuerzo para auto vanagloriarse había creado a dos seres inferiores a ella, pero estos seres habían creado a otros y estos a otros, hasta que crearon a los humanos, elfos, deevas, gigantes, sirenas y hadas. De estos seis, los que se hicieron antes fueron los humanos y por lo tanto, los más desarrollados. Los demás no se alcanzaron a desarrollar, porque en un momento dado, Aaha decidió que sus creaciones se estaban saliendo de control por lo que quiso destruirlas, pero estas se intentaron proteger entre sí. Así fue como los humanos terminaron en el plano terrenal, llenado por la esencia de los dioses que mató Aaha. El problema es que cualquiera de esas esencias podría haber despertado al poder que había destruido al universo de Erven. Quizás cuantos universos habían muerto por este poder.

Sobre el poder lo único que sabía Gaia, es que era una entidad mágica y que en sí no estaría tanto la esencia de destruir, o por lo menos no había sido creado con ese propósito. Era más bien un espejo de lo existente y de lo no existente que parte de uno de estos dos. Acumula todo el poder del todo y la nada y lo puede usar en cualquier momento, pero Gaia no sabe ni cómo ni por qué razón lo podría ocupar. El plazo de tiempo en el que todo se originó era tanto que nisiquiera Uma podría ayudar a Gaia.